"DEL ABURRIMIENTO TRIBAL"
Por Zoé Valdés
Confieso que ya empiezo a aburrirme de todo lo relacionado con Cuba, incluido este blog, e incluida yo misma.
El origen de este aburrimiento se encuentra en el carácter cíclico tribal que contiene La Cosa. O sea, Aquella Cosa. Por mucho que creamos que algo está sucediendo, lo que sucede siempre termina igual: Un discurso de Chacumbele I, o una intervención, de él o de su doble, da lo mismo, ahora con el soporte o cuña de Chacumbele II. Más una Carta de los 74 que pide quedarse igual que hace 51 años, pero con turismo americano progresista. No con el turismo que invierte y da dinero, no, con el turismo que irá a meter muela izquierdosa, y a corroborar que entre una huelga y otra de hambre, asistida mejor que en cualquier otro país del mundo, los atracones son bestiales, con menús exquisitos de carnero y pollo, frutas y jugos de frutas, mientras por debajo del tapete le venden tabacos y putas.
Todo muy étnico, tribal, añadiría yo, si agregamos al Gurú Chacumbele I pronosticando guerras mundiales, y lo que es peor, profetizando que los 5 terroristas saldrán a más tardar en diciembre. Esto último sucederá sin lugar a dudas. Y cuidado no acontezca igual una guerra nuclear, porque ya saben ustedes que en el mes de mayo del 2001 Chacumbele I anunció en una universidad árabe el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, y el derrumbamiento del capitalismo. Así ha sido.
El trofeo tribal son los presos, una especie de intercambio de regalos. Lo de siempre: yo te suelto un paquete, tú me das a los 5 espías. Pero en esta ocasión la cosa se ha trabado por culpa de un norteamericano ingenuo que cayó en la trampa de ir a llevar llaves USB para los blogueros, y cayó preso. A ése es al que quiere Obama. Seguramente los Chacus le iban a enviar a Oscar Elías Biscet –el negro simbólico del cuento-, pero Biscet se paró bonito y salió con el aquello de que no se iba de la isla. Entonces echaron mano de Ariel Sigler Amaya, y vendrán otros; pero el principal, el que Obama quiere, es al americano del USAID, al señor Alain Gross, de 60 años.
Ya ayer salió Richard Alarcón Cabeza E’Cajón argumentando que uno de los 5 terroristas se hallaba muy enfermo y en una celda de castigo en Estados Unidos. Lo que no dijo es cómo están los presos cubanos, pero claro, tampoco el gobierno americano ha preguntado todavía nada acerca de las condiciones de estos presos. Y no le han quitado el pie a Oscar Elías Biscet porque en verdad nunca se lo han puesto completamente.
Ahora veremos qué pasa con el peliculón sobre las etnias y las tribus en que nos hemos convertido. Supongo que vendrá lo mismo. La UE levantará la Posición Común, mientras los Chacumbeles meten más presos disidentes en las cárceles, liberan a algunos, pero a Alain Gross, como es viejo, igual muere de repente, del infarto que le tocó por la libreta, camino del aeropuerto, o del hospital (recuerden a Abrahantes, el ex Ministro del Interior) ¡Oh, qué pena de accidente! Y a mirar para otro lado.
Entonces continuarán con la candanga del bloqueo, y Silvio y Amaury, Nancy Morejón y compañía volverán a corear vivas al Chacumbelismo, pero esta vez desde el Carnegie Hall, las traducciones al inglés lloverán, como es ya habitual, y las conferencias en las universidades americanas donde le llenan de mierda comunista la cabeza a los hijos de los exiliados se darán por un tubo y 7 llaves. Seguirán sembrando al exilio de buen-agentes, y el exilio de comemierda seguirá luchando por la libertad de los nuevos presos. En lo que a mí concierne, llevo 17 años en esto, y empiezo a aburrirme, o desde hace rato me estoy aburriendo, pero me lo aparento muy bien a mí misma.
Lo que sí he podido comprobar ampliamente es que: La vida sí está en otra parte, no en Otra Cuba. Porque esa Otra Cuba es imposible con los mismos, pero sobre todo, con ese comportamiento tan intrínseco de tribu caníbal que poseemos, con esa idiosincrasia de quítate tú p’a ponerme yo, con esa mala educación adquirida con el castrismo en la que el verbo agradecer no existe, y con la mentalidad de chicharrón de puerco que tenemos, en la que todo el mundo quiere ser presidente, o comandante. ¿Saben qué? Qué pena me da con Miguel Valdés Tamayo y Orlando Zapata Tamayo, y con sus familias.
Puaf, me vomito. Au revoir!
Zoé Valdés.