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"ARTE SOY ENTRE LAS ARTES. Y EN LOS MONTES, MONTE SOY"
JOSE MARTI.
sábado, 18 de agosto de 2012
Por: Esteban Fernández.
Un preámbulo: A la semana de yo haber empezado a trabajar en la compañía de teléfonos llegó a visitarnos un jefe grande. Era un ejecutivo de “tercer nivel” llamado Mr. Keiling. Este señor, no solamente estaba por arriba de mí que era un simple recién llegado, sino que estaba por encima de todos los supervisores.
De lejos, levantó la mano y nos saludó. Yo, inocentemente, le partí para encima y le dije: “Sir, I need to talk to you”. Abrió los ojos de un modo extraño y me dijo: “Vamos a una oficina privada”. Todo el mundo se quedó estupefacto. Es más, la empleomanía apenas me conocía y discrepaba de mi atrevimiento.
Me dijo en un correcto Inglés: “¿En que lo puedo servir?” Y yo le respondí en mi pobre jerigonza: “Yo tengo un amigo que es brillante, habla varios idiomas, se llama Mario Byrne, está haciendo un trabajo muy por debajo de su categoría, y yo creo que él sería muy útil en la Pacific Bell”. Terminé de hablar y él hizo un largo silencio, me miraba intensamente con una expresión que yo no podía descifrar. No sabía si su mirada era de admiración, sorpresa o irritación. Sólo me contestó tres palabras, eso fue todo. Me dijo: “Dame su teléfono”. Y a la semana, ya mi amigo Mario tuvo de por vida un empleo muy superior al mío. Pero ese es un caso en un millón.
Estuve más de un mes recibiendo regaños de jefes inmediatos (a quienes con mi gesto les había pasado por encima en la línea de autoridad) y hasta de compañeros de trabajo. De ese acontecimiento aprendí una gran lección: que no todos estamos a la misma altura, y que ningún encargado de la limpieza (un “janitor”), habla de “tú a tu” con un encumbrado y alto ejecutivo de ninguna empresa. Y eso no lo hice más nunca durante los siguientes 17 años que estuve de empleado de esa compañía, a pesar de que Mr. Keiling, cuando llegaba procedente de New York, me saludaba y me estrechaba la mano. Y aquí termina el prólogo y entramos en materia.
Moraleja aplicada a la actual situación cubana: Y si eso es así, ¿cómo diablos se figuran una serie de ingenuos y cómplices que se van a reunir y hablar “de igual a igual” con los dueños de Cuba? Y quieren conversar con los brutales asesinos que, con solo levantar un dedo acusador, hacen polvo y cenizas a quien les dé la gana. ¿A santo de qué van a entregar un solo ápice del poder, ni una simple pulgada del territorio nacional?
El único monólogo que Fidel y Raúl Castro han aceptado, es teniendo a sus “interlocutores” de rodillas. Estamos hablando de un encuentro entre dos hienas y unos monos amarrados. Olvídese usted por unos segundos de estos dialogueros a los que ellos desprecian y consideran unos hipócritas, unos gusanos convertidos en inofensivas mariposas ¡hasta los generales, coroneles y ministros se presentan ante ellos temblando de terror!
Si al general Leopoldo Cintras Frías, que ha estado defendiendo el castrismo desde hace casi 60 años, se le estremecerían las piernas si le permitieran entrar a la mansión de Punto Cero, ¿cómo carijos se pueden imaginar Carlos Alberto Montaner, Carlos Saladrigas, Jorge Masseti y comparsa, que existe la posibilidad de que Raúl Castro llegue a algún entendimiento con ellos? A través de los años lo único que han ofrecido los hermanos Castro es "EL TRATO DEL ESQUELETO". Y si usted no sabe lo que es eso, AVERÍGÜELO POR OTRA PARTE, porque mis artículos los leen muchas damas y caballeros, Y EN ESTA COLUMNA NO SE LE VA A FALTAR EL RESPETO A NADIE.
Y encima de eso, si esto de las componendas fuera algo nuevo o un invento novedoso, se les podría perdonar su inocencia. Pero ya ese intento de contubernio se viene fraguando desde hace medio siglo. Y si queremos ir más lejos, eso lo intentó desde finales de 1958 el general Eulogio Cantillo, tratando de llegar a un entendimiento con los alzados en la Sierra Maestra y una de las primeras decisiones de Fidel Castro en 1959 fue echarlo de cabeza en una prisión. Es más, antes de eso, los líderes de la oposición a Batista se reunieron y firmaron un pacto en Caracas y Castro le hizo caso omiso al convenio.
Y con Raúl la cosa es hasta peor. Porque sinceramente, y esto no es un ataque, ni una burla, ni una falta de respeto, es simplemente un consejo: yo considero que se debe evitar toda reunión con este famoso bisexual porque dicen las malas lenguas que le encanta extraordinariamente HACER EL TRATO DEL ESQUELETO...
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