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"ARTE SOY ENTRE LAS ARTES. Y EN LOS MONTES, MONTE SOY"
JOSE MARTI.

miércoles, 17 de octubre de 2012


La Causa Hanabanilla Y
Orlando Patricio Domínguez de La Coba.


Por: Manolo Pozo (ex-preso político cubano)

  Nunca hubo hechos tan absurdos y terribles como los
  sucedidos en la Cuba de Castro y sus criminales... (parte final).
 
El hotel Hanabanilla quedó totalmente evacuado ; algunos ómnibus de turismo trasladaron a parte de los huéspedes y trabajadores del complejo, incluso, el director del edificio y todo el personal de servicio y administración fueron aislados del suceso. Las llamadas desde el hotel hacia el exterior fueron intervenidas por los agentes de la Seguridad del Estado que ya ocupaban toda el área hotelera y un poco más. Orlando y su grupo quedaron totalmente incomunicados.

Las llamadas hasta ellos se monitoreaban en la recepción por efectivos militares, los que pidieron con arrogante insistencia hablar con los dos funcionarios secuestrados. El teléfono de la habitación era operado por Lissette y Orlando unicamente. La decisión de poner a alguno de los extranjeros al habla tomó algún tiempo, finalmente Orlando dejó que Mr Snow conversara con el negociador de la Seguridad, pero sólo fueron segundos. El gringo (como le decían) saludó en español e inició un dialogo en inglés. Una de las normas que establecieron los valientes muchachos fue que las negociaciones no podían efectuarse en inglés, esto después fue alterado por decisión de la mayoría.

En dos ocasiones le permitieron a Mr Snow hablar con cierto oficial Menéndez y con un funcionario en la Sección de Intereses en la Habana (SINA), ambas traducciones fueron en inglés y realizadas por el otro hombre (el visitante) retenido en la habitación. Las traducciones se hicieron con algún problema, Orlando me contó que no fueron simultáneas por lo que ellos aseguraron que la seguridad se aprovechó para darles algunas instrucciones a los funcionarios. Mr Snow no hablaba  nada bien el español, el "visitante" sí.

Es de suponer que en esas conversaciones -que el grupo permitió-, los oficiales de la seguridad le hayan avanzado a cada rehén parte del plan "de rescate". En la habitación 38 cada vez era más la tensión y el desconcierto. De pronto conectaron una llamada del padre de uno de los muchachos, del menor del grupo. Su papá era del Partido Comunista y residente de la zona, se dirigió a él con aspereza, le habló de su equivocación, de las "fantasías baratas" de Orlando. Le llegó a decir "que la revolución entendería su confusión..." Lo conminó a salir a las buenas de allí..."Entrégate, ya me aseguraron que tendrán en cuenta que eres menor de edad..." -Dijo el padre fidelista.

Todos siguieron en el cuarto. Tal vez cada uno de ellos quería abandonar la enorme locura en la que se habían metido, pero ninguno demostró arrepentimento. Claro que crecía el temor por lo que hacían. Ya los agentes del gobierno tenían las cartas que habían redactado. No pedían mucho los estudiantes de villaclara...,unicamente libertad. Salir del país por aire o mar, con los rehenes asegurando sus vidas. Era una petición fácil de entender, pero imposible de aceptar por parte de la dictadura.

Orlando y Lissette dirigieron personalmente las llamadas que entraban. Se comunicaron con otro oficial del gobierno, esta vez un tal Gonzalo. Era evidente que el propósito ganaba tiempo en favor de un plan de ataque contra la habitación. Ya nadie dudaba eso. Comenzaron entonces a entarr diferentes llamadas de los familiares de cada uno de los seís; llamadas dirigida a intimidarlos a lastimarlos moralmente creando un ánimo de culpabilidad familiar. Finalmente hubo una llamada sumamente diferente, otra voz, la recibió Lissette, amenazadora y obscena. Por el grado de obscenidad ella se la pasó Orlando, intercambiaron insultos mi amigo y el esbirro. No podía hablar en ingles, lo hizo en español. Le preguntó al "visitante" cuántas personas habían en la habitación y el estado físico en el que se encontraban, después pidió que le regresaran el auricular a Orlando...

El hombre que despachaba la última y decisiva amenaza no era otro que el sátrapa del Ministerio del Interior de Cuba, Ramiro Valdés. Personalmente se ponía al frente del comando que acabaría con el atrevimiento histórico de los seís del Hanabanilla.

Todo sucedió muy rápido. Después de la amenazante conversación con Orlando, sin que pasara la 1/2 hora se escuchó que alguien en inglés utilizaba un alta voz para hacerle llegar a los gringos alguna información. El "visitante" tradujo que les decían que se tiraran al piso cuando lanzaran la primera bomba lacrimógena. Sin que se lo ordenaran Lissette safó las amarras de una de las manos de ambos y les dio a cada uno algo para cubrirse un poco del humo. Entre todos pusieron a los rehenes en zona segura y cubrieron las ventanas con cortinas y un mueble tipo librero que contuvo algo el primer disparo.

Cada uno en la recámara supo entonces lo que se había iniciado. Penetraron tres artefactos de humo y desde el techo se deslizaban agentes de la brigada especial del MININT. Bajaban por una especie de cable hasta colocarse a la altura de la habitación, los militares se balancearon y se arrojaron contra la ventana, disparando sus armas contra objetivos sin resistencia. Entraron e inmovilizaron violentamente a todos, incluyendo a los dos rehenes, quienes permanecían detrás de un sofá.

En esta acción poco analizada por parte de los militares del sangriento comandante resultó con la mandíbula fracturada la novia de Orlando Patricio, Lissette. También recibió un disparo el "visitante", quien pudo ocultar su función y nombre todo el tiempo; un proyectil le alcanzó el lado izquierdo de la cintura, aunque se supo posteriormente que no fue de gravedad. Uno de los militares fue levemente lastimado, sin precisar qué le causó la herida en el cuello...

Todos los jóvenes salieron de la habitación maltrechos y muy golpeados. Durante días fueron severamente interrogados, ultrajados en medio de constantes torturas psicosomáticas; sin contacto con sus familiares y sin la defensa permitida de un abogado. Después del vil interrogatorio les asignaron un abogado militar en representación de la defensa.
 
Sanciones.
 
Por el delito de sedición, terrorismo, intento de homicidio, intento de salida del país, tenencia de armas de fuego y por ser el líder del grupo, a Orlando Patricio Domínguez de La Coba lo condenaron a pena de muerte. Por los mismos delitos condenaron a la señorita Lissette, a 25 años de prisión y el resto recibió sanciones entre 12 y 20 años. A Orlando lo encerraron en una rigurosa prisión de Las Villas (Las Alambradas de Mánaca) y allí fue incomunicado esperando la ejecución. El día 21 de mayo de 1984, en pleno estado de desesperación se inyectó petróleo en ambos brazos. Después de varios días sin asistencia médica y por las llamadas de los demás presos fue trasladado al hospital de la prisión, con gangrena en el brazo derecho y pricipio de gangrena en el izquierdo. El equipo médico tuvo que esperar órdenes de La Habana para intervenir quirurgicamente al joven condenado a muerte. La orden llegó el 25 de mayo de 1984. A Orlando Patricio le amputaron su brazo derecho hasta tres centímetro por debajo del hombro. Su único brazo quedó visiblemente dañado, necesitando varios injertos para salvarlo.

Por esta razón y por las carreras angustiosas de su heróica madre Angela de la Coba, la sanción del valeroso güajirito fue conmutada a 30 años de cárcel.
 
Mi amigo Orlando.
 
El 16 de mayo de 1990 llegó en cordillera* desde las Villas un prisionero que a todos nos pareció extraño.  Orlando no tuvo aflicción al presentarse. La carencia de su brazo nunca fue impedimento en este hombre del Presidio Político. Allí en el cuarto piso del Combinado del Este se concentraba la parte más pertinaz del presidio de aquellos años. Hacía tiempo que nuestro grupo no incrementaba la plantilla hasta que llegó el prisionero indicado: manco, jovial, poeta, cantante, valiente...¡guitarrista!.. De todo lo bueno, suficiente. Tremendo activista y perpetuo creador de circunstancias. Toda una historia el hermano Orlando.

Tuve la suerte de vivir con este hombre casi 2 años en la celda 2424 de la prisión habanera. En el año 1992 lo dejé en la cárcel cuando fui desterrado a Madrid. Unos meses más tarde él corría a misma "suerte", saliendo a través de la Xunta de Galicia hacia Santiago de Compostela.

Orlando Patricio Domínguez de La Coba murió en Madrid,España en agosto de 1997, en un suceso aún no aclarado. Muchos pensamos que el alcance asesino de la tirania cubana puede estar detrás de este siniestro. Hermanos del presidio político y organizaciones independientes han reclamado alguna investigación del gobierno español, pero nada se ha aclarado hasta el momento.

                            ... a mi hermano de la celda 2424
 
*traslado de una prisión a otra.
 

1 comentario:

veronica dijo...

sr Pozo (manolo) me estremecio esta historia no sabia que algo parecido hubiera pasado en cuba...no lo dudo estoy leyendo los comtarios de sus amigos en prision. que terible me dio mucha pena sr Pozo lo que acabo de leer lo siento por la familia de Patricio y por los que viven todavia por alla.