Mucho frío en Miami, un frío atípico que nos hizo sacar abrigos que nunca usamos, al menos yo, que no me considero friolenta. Por lo demás, Miami está caliente, caliente. Vallas anunciando a la orquesta castrista de los Van Van ha revuelto la ciudad. Los alabarderos de la dictadura, sonrientes y felices, se sienten capaces de gritar a toda voz que están ganando la partida. Los mismos que en Cuba ni susurraban para no ser escuchados por esa dictadura que ahora desde aquí aplauden histéricamene. ¡Cosas de la vida, eh!
Salieron de allá corriendo o recibiendo patadas por el trasero, lloriqueando vinieron a parar aquí para pedir, también lloriqueando, que les consiguieran trabajos que no fueran una factoría. Tienen programitas de radio porque nadie los quiere en ninguna parte, se hacen los guapos de barrio, chillan como las yegüitas pariendo, ofenden a los congresitas al por mayor, son los más "puros" del mundo pero, a fin de cuentas, le rinden pleitesía a la requete-dictadura de los hermanos Castro. ¡Allá va eso!
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