Bill Richardson ha viajado a Cuba. No es la primera vez. Incluso, ha traído a presos políticos que le han entregado como regalo de viaje. Siempre basando sus viajecitos a la isla con intercambios de todo tipo. Es parte de su negocio con la dictadura militar de la isla. A él no le importa, solo le interesa negociar con esos mafiosos del régimen y, de paso, ahora le hace el jueguito a la izquierda liberal de los Estados Unidos, quienes están convencidos que con Cuba hay que comerciar para que se libere. ¿De qué? No sé si él mismo lo sepa y lo pueda explicar.
Bill Richardson dice haber costeado su viaje, pero la comitiva que lo acompaña, no. A esos le paga el pueblo norteamericano con sus impuestos para que den su vueltecita por Cuba con el cuento del intercambio comercial. Más de lo mismo. Gracias a Dios que este tonto útil apenas sacó votos como candidato a la presidencia, a pesar de que lo presentaron como todo un potencial para llegar al puesto, pero se equivocaron las encuestas, los politólogos y los otros tontos útiles de esta nación. Ahora lo padecemos los cubanos y vemos cómo viaja a una tiranía para abrazarse con los HP de la isla. ¿Hubiera ido Richardson a la Alemania nazi? Estoy segura que sí, lo que le importa a este mercader barato es el cash que, por cierto, es como tiene que pagar la dictadura, de lo contrario hipotecarían a los Estados Unidos sin pagar jamás un centavo. ¡Pobre diablo!
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