El corrupto de Manuel Zelaya se va de Mexico "con el rabo entre las patas", como dice el refrán. El muy bruto, siendo apoyado por el canchanchán de Felipe Calderón, se puso a decir estupideces típicas de su personalidad, a alabar al comunista de López Obrador, y eso le costó que Calderón le diera la espalda y tuviera que salir de la nación azteca calladito y sin poder hablar con la prensa, que es lo que más le gusta, al estilo de todos los dictadores verborréicos.
Se fue cantando una triste ranchera, sabiendo que había perdido el apoyo del presidente mexicano y, todo eso, le pasa por bruto.
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