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JOSE MARTI.

lunes, 7 de diciembre de 2009

¿UN CAMBIO EN CUBA SIN VIOLENCIA O VIOLENCIA SIN CAMBIO?





“A quien no conocen otro lenguaje que la violencia, hay que hablarles en su propio idioma”
Winston Churchill


Por: Iliana Curra

Siempre que escucho hablar de un cambio en Cuba, oigo la siguiente frase: sin violencia… Y es cuando me pregunto si necesariamente hace falta que un cambio sea así: sin violencia. Cuando realmente esa violencia ha sido impuesta por la dictadura de casi ya 51 años. Más de medio siglo implantando el terrorismo de estado: el fusilamiento, las torturas físicas y psicológicas, el odio, la división y el miedo. En fin, una violencia sin límites que acarrea al pánico, la desolación y la desconfianza a niveles impredecibles.

Cuba, nuestra isla secuestrada por más de medio siglo, es un ejemplo de la violencia, la represión, el temor a lo que vendría, y es por eso que la gente siempre quiere un cambio sin violencia.

Esa patria golpeada por tanto tiempo tiene miedo a la continuidad del abuso, pero a la vez su gente resiste el hambre, la escasez, el despotismo, la opresión y la tiranía, con tal de no caer en la violencia. Pero, ¿cuál violencia?

Desde el mismo año en que Cuba cayó en la desgracia del castrismo, ha habido violencia, nunca se ha hecho nada que no sea al paso del repudio, los golpes, las bajezas humanas, la destrucción y ese miedo que se lleva en la sangre, todo por esa misma violencia de un régimen abusivo.

¿Por qué entonces tiene que acabar sin violencia? Sería lo perfecto, pero ya sabemos que la perfección no existe. No podemos evitar un final con matices impulsivos, impetuosos…violentos. La violencia engendra violencia, todo el mundo lo sabe, y Cuba no es la excepción después de tanto tiempo viviendo en plena violencia, ya sea físicamente o emocional. Los niños en las escuelas gritan consignas comunistas obligados por la violencia enardecida de una tiranía que la impone. De lo contrario, serían castigados ellos y sus padres también.

Los Testigos de Jehová por años han sido maltratados por no saludar la bandera y negarse al servicio militar obligatorio (o general) como se llama ahora. Los católicos y los que no han creído en esa cosa que llaman revolución han sido rechazados, encarcelados en campos de concentración como la UMAP y maltratados con violencia y ensañamiento. Nada ha sido positivo para un régimen totalitario que exige por la fuerza, así que nada puede pedirse para que se termine.
Entonces, ¿por qué sentirnos mal porque el sistema castrista se termine por la violencia? ¿Cuál es el miedo a la culminación de un régimen por esa vía? ¿Por qué sentirnos culpables?

No se puede sentir, ni miedo, ni culpa por ello. Preocupación es lo que debemos tener todos porque la violencia intranquiliza, nos hace sentir desasosiego, pero no culpa. La única culpa es de esa dictadura que reprime sin cesar, encarcela, fusila, golpea a los presos políticos, a los opositores, al pueblo en general

No, claro que no siento culpa por un final desastroso. Muchos dialogueros han intentado infructuosamente conversar con la tiranía. Eso es como hablar con sordos. Ya nada tiene que hacerse con un régimen que no escucha, pero sigue hundiendo al pueblo en la miseria más espeluznante y apocalíptica de la historia. Nunca Cuba había vivido peores años, decenas de años continuos en una farsa de revolución donde se violan todos los derechos humanos del pueblo.

Es por eso que lo que venga, como sea, llevará a la libertad de Cuba, incluyendo la violencia si fuera necesaria. No he escuchado jamás a un comunista criticar el fusilamiento de Benito Mussollini, el fundador del Fascismo, y su amante, Clara Petacci, y que luego los hayan colgado por los pies para que sirvieran de ejemplo al mundo. ¿Saben por qué? Porque esa era su violencia, la de los comunistas.

En Cuba tiene que acabar esa dictadura militar que ha robado la infancia de todos los niños nacidos dentro de ese régimen, los que aún eran niños cuando llegaron al poder, y luego les robaron su juventud y su madurez para dejarlos en la miseria humana más espantosa que se haya visto, en el desaliento, la frustración, en la falta de incentivo para seguir viviendo. Eso no se paga con nada, solo con la libertad.

Como dijera alguien en un momento: “Es preferible un final espantoso que un espanto sin fin”. La historia dirá la última palabra. Al menos, es mi opinión.

6 comentarios:

Jorge Luis Llanes Naranjo dijo...

Necesitamos un proceso de Nümberg
en la Habana.No puede haber perdon para esbirros,chivatos y demas sabandijas que han ayudado a mantener esa tirania de terror,sangre y hambre por mas de 50 años.Hablar de perdon y dialogos es traicionar la memoria de los heroes que entregaron su vida por la libertad de Cuba, es mofarse de las victimas inocentes de la tirania.

Jorge Luis Llanes Naranjo
http://superpolitico.blogspot.com/

Iliana Curra dijo...

Así mismo es, Jorge Luis. Yo siempre he dicho que, si no hay justicia, nunca habrá patria. Además, ninguno de esos esbirros jamás han pedido perdón, ni siquiera los que han llegado aquí, salvo muy pocas excepciones que han dicho: me equivoqué.
Gracias por tu comentario.
un abrazo.

Mercy dijo...

He leido muchos artículos suyos en cubademocraciayvida. También tuve el placer de verla en un debate televisado. Es la primera vez que entro en su blog.
La felicito. Usted ha demostrado ser una mujer verdaderamente libre.
Seguramente habrá quien la llame radical al leer este artículo, pero serán los mismos que celebran la derrota de otros asesinos, aunque la misma se haya conseguido con violencia. Se puede ser más feo, pero no más hipócrita y sinverguenza.
Iliana, por su patria, por mi patria. LIBERTAD

Iliana Curra dijo...

Gracias, Mercy, y bienvenida a mi blog, el cual creé para decir lo que quiero, lo que siento, más allá de los ataquitos y berrinchitos de los pro-castristas que entrar a opinar y, como creo en la democracia, los dejo, no así cuando difaman, eso no lo permito. Me alegro mucho que te haya gustado el escrito,es así como realmente pienso. Un país con tantos años de dictadura militar impuesta, hambre, miserias humanas, sacrilegios y todo lo que es capaz de hacer el comunismo, no creo que se libere de otra manera. En fin, quizás esté equivocada, pero así pienso.
un fuerte abrazo.

aserecubano dijo...

Yo me acojo al antiguo axioma Ojo por Ojo y Diente por Diente.
Esta claro que nunca cogería el camino de la violencia sin cambio.
Esta claro que a todos los descarados y desmadrados que sustentan la dictadura hay que sacarlos por la fuerza, ellos no entregaran su vida lujosa y libre de todo tipo de responsabilidades económicas así porque alguien se lo pida pacíficamente.
Señores hagan memoria estos delincuentes que mandan en Cuba antes de ostentar el poder ponían bombas en los cines, mataban, ahorcaban, fusilaban, robaron el país y todos sus recursos con el pretexto de la nacionalización, una gente de esta calaña no se entrega ni aunque le den candela como al macao.

Iliana Curra dijo...

Llegaron al poder poniendo bombas, luego siguieron aplastando al pueblo, y todavía lo siguen haciendo, pero algún día les llegará la hora y, a como sea, los sacaremos de allí.