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JOSE MARTI.

lunes, 21 de diciembre de 2009

¿DESPERTAR DE CONCIENCIA?

Por: Ninoska Pérez Castellón

Finalmente, un grupo de líderes negros e intelectuales condenó por primera vez la deplorable violación de los derechos humanos en Cuba. Felicitemos a este selecto reducto encabezado por Abdías Nascimiento, conocido defensor de Fidel Castro. Bravo, por todos los que después de cinco décadas ininterrumpidas de represión generalizada en Cuba contra blancos, negros y chinos, ahora alzan su voz.

Les tomó cincuenta años, pero escucharon al fin lo que los exiliados cubanos llevamos repitiendo sin cesar. Aunque entre los 60 firmantes de la declaración de afro-americanos condenando el racismo en Cuba, las bajas no tardaron. Makani Themba-Nixon escribió una carta que apareció publicada en el mismo sitio de la Internet donde figuran las reflexiones del racista-en jefe, pidiendo que se retire su firma de la declaración porque considera que: “es manipulada para socavar la legitimidad del importante proyecto social que se lleva a cabo en esa nación” .

Al igual que algunos de los firmantes que, escogió ignorar que en Cuba existe un evidente “apartheid” y que en el caso de los negros no solo se les niega el hospedarse en exclusivos hoteles reservados para turistas, también trabajar en ellos, porque los nuevos esclavistas así lo prefieren.

Salvo la conducta de la ex congresista Carrie Meek, quien ha estado siempre en primera fila a la hora de denunciar los atropellos en Cuba de blancos y negros por igual, o Betty Ferguson, los demás todavía están bajo el malévolo hechizo de Fidel Castro. El ex-preso político Luis Infante respondió de inmediato al reclamo de los afro-americanos, señalando que él y otros negros cubanos llevan años realizando gestiones para llamar la atención sobre la deplorable situación de los negros cubanos. Lo han hecho ante el Caucus Negro de Estados Unidos, la Asociación para el Avance de las Personas de Color (NAACP) que jamás a devuelto sus llamadas y en una reunión con Al Sharpton resultó ser un fiasco.

Sin embargo, señaló que todas las campañas en las que ha participado en defensa de los negros en Cuba, “han sido promovidas por cubanos blancos.”

Para ser políticamente correcta debo suponer que los firmantes del llamado de conciencia, nunca conocieron de un atleta negro llamado Marino Bofill, que intentó escapar durante un campeonato de boxeo en Berlín en plena Guerra Fría. Le echaron los perros, fue brutalmente golpeado por alemanes y cubanos que lo encerraron durante dos meses en un barco de carga y cuando regresó a Cuba cumplió 20 años de prisión. Me imagino que tampoco conocieron de otros negros con los que compartió la represión y la deshumanización, como Eusebio Peñalver, que padeció 28 años de presidio, Alfredo Cadavar, Pastor y Reinaldo Macurán, 25 años, Ignacio Cuesta Valle, alma noble y generosa que cumplió hasta el último día de su condena de 30 años, al igual que Reinaldo Valdés Cancio. Marcelino González cumplió 26 años y he de suponer que tampoco les importó que un negro llamado Olegario Charlot , tras años de padecer abusos en las prisiones castristas, se declarara en huelga de hambre cuando le quitaron su única posesión…una Biblia. Tras su muerte en una celda de castigo en la prisión de Boniato, sus compañeros vieron cómo sacaban su descompuesto cadáver con palas para introducirlos a ellos a ese infierno tras la Masacre de Boniato en 1976.

Debo darle el beneficio de la duda a Carlos Moore y sus colegas por desconocer que el escritor Ángel Pardo Mazorra, era un adolescente cuando fue a prisión por más de dos décadas, al igual que el campesino Esturmio Mesa Shuman. Ignoran a Jorge Luis García Pérez Antúnez quien cumplió 17 años de prisión y quien ahora, junto a su esposa Iris, son golpeados cada vez que alzan sus voces dentro de Cuba, para que se respeten los derechos humanos de blancos y negros. Desconocen el caso de Ángel Moya, que desde una prisión en Cuba desafía al régimen racista de Fidel Castro y a su esposa Berta Soler, integrante de las Damas de Blanco, quien ha aparecido fotografiada en las primeras planas de los diarios, arrastrada por las calles de La Habana por los sicarios castristas.

Nunca se enteraron de una negra cubana llamada Ángela Herrera que dentro de Cuba en 1990 hizo un llamado a la desobediencia civil junto a su hija Guillermina. Fueron acosadas por turbas y posteriormente enviadas a prisión. Ángela, como Martin Luther King, también tenía un sueño, que se desvaneció por el ruido de los aplausos a Fidel Castro.

Es de suponer que estos “prestigiosos intelectuales”, abrumados por sus preocupaciones existencialistas, no leyeron los periódicos en la primavera del 2003 cuando hasta el New York Times publicó el caso de tres jóvenes de la raza negra que por intentar escapar en una embarcación hacia Estados Unidos – en un incidente donde no hubo ni muertos, ni lastimados – fueron arrestados, juzgados, sentenciados y fusilados en 72 horas para que Fidel Castro diera una lección ejemplarizante a los negros en Cuba.

Nunca los he escuchado mencionar a Oscar Elías Biscet en su misiva, que lleva ya más de 10 años privado de libertad. El medico negro comenzó su lucha oponiéndose al uso de Ravinol para abortos en estado avanzado en el paraíso médico de Fidel Castro. Pero supongo que esa no es una causa popular entre los liberales.

El profesor Moore condenó enérgicamente, en su página web, a Fidel Castro y sus hombres, por racistas, junto a Ricardo Alarcón, Osmany Cienfuegos y José Ramón Machado Ventura. Sin embargo, hizo una salvedad con Raúl Castro, porque: “con él las cosas han comenzado a cambiar”.

Evidentemente no lo suficiente, porque la semana pasada escuche llorar a la madre del prisionero Orlando Zapata al denunciar la salvaje golpiza propinada a su hijo y Berta Soler y otras Damas de Blanco fueron nuevamente golpeadas y arrastradas por las calles, tres años después de Raúl Castro haber asumido el poder, con la misma furia y salvajismo que bajo el régimen de Fidel Castro.

En una reciente columna en el Miami Herald, Carlos Moore atribuyó a Enrique Patterson el siguiente comentario: “Patterson cree que muy bien pudiera ser la ausencia del apoyo de exiliados de la extrema derecha a estas causas social demócratas que ahora hace que los afro-americanos se apresuren a defenderla.”

Culpar al exilio de falta de apoyo o calificarlo de extrema derecha son canallescas mentiras. Por mucho que he buscado el historial de algunos de estos personajes solo encuentro alabanzas a una dictadura racista y demasiado larga. Perdonen mi falta de entusiasmo por este repentino despertar de quienes tienen culpa de contribuir a perpetuar una dictadura, por acción y omisión. Pero han visto la luz, demasiado tarde.

6 comentarios:

@Julita dijo...

Como quiera que nos pongamos...siempre el exilio es el toti.

aserecubano dijo...

Los exiliados cubanos somos unos una casta de prosperidad y ayuda a nuestros semejantes, un día se hará justicia, la verdad esta de nuestro lado y dios si reparte justicia divina debe estar con nosotros, nuestro delito durante estos largos años solo ha sido mantener vivos a nuestros familiares de dentro de la isla que habitan en libertad condicional constante y evitar con las denuncias internacionales que la dictadura les masacre sin piedad.

Iliana Curra dijo...

Aquellos que han criticado por años el exilio porque no son más que unos resentidos,a la larga tienen que reconocer todo lo que se ha hecho por Cuba, les guste o no. Muy buen artículo el de Ninoska y por eso lo puse en mi blog.

Politicamente Incorrecto dijo...

--El exilio brilla y ese brillo ciega, hiere la mirada torva de los secuestradores de todo un país. En este momento ya no existe en Cuba " Batalla de ideas " y si existe se concentra en esas " reflexiones " fecales del racista más grande de la historia de Cuba.

Iliana Curra dijo...

Así mismo es: el Exilio brilla para la desgracia de muchos HP que andan por Miami tratando de desacreditarlo todos los días. La historia ha dicho siempre la última palabra.

Anónimo dijo...

me pregunto hoy, que ha dicho la historia? llevamos + de 50 años esperando por la ultima palabra que aun no se ha dicho. Pongan los pies en la tierra por favor. Basta de hacer el ridiculo