Dania Virgen García narra su detención
Tomado de Cubanet
Tomado de Cubanet
-Quien suscribe este testimonio es la periodista independiente, bloguera y directora de la agencia de prensa independiente Cuba adentro, Dania Virgen García.
El 18 de octubre salí de mi domicilio en el municipio San Miguel del Padrón para dirigirme al Té literario que celebran las Damas de Blanco todos los meses en la vivienda en Centro Habana de su recientemente fallecida líder Laura Pollán.
Fui interceptada junto a mi esposo, el opositor Michel Iroy Rodríguez, presidente del movimiento Impacto Juvenil Republicano, por supuestos agentes de la Seguridad del Estado que no se identificaron.
A las 11y 30 de la mañana de ese día, caminaba yo por la calle Neptuno, a 200 metros de la sede de las Damas de Blanco, cuando 8 hombres y dos mujeres, supuestamente agentes de la Seguridad del Estado, todos con más aspecto de delincuentes que de policías y sin identificarse, se pararon frente a mí y mi esposo, empujándonos, y diciéndonos que no podíamos seguir caminando y dirigirnos a donde nosotros íbamos. Les pregunté que quiénes eran ellos para impedirnos llegar. Me dijeron que no tenían que darnos ninguna explicación e inmediatamente comenzaron a agredirnos. A mi me empujaron contra una pared cuatro oficiales e inmediatamente los otros le viraron el brazo a mi esposo y lo esposaron.
Cuando estaba contra la pared, los oficiales me esposaron y me empezaron a dar golpes. Les dije a las mujeres que por qué me golpeaban estando esposada, que me soltaran para fajarnos. Lo único que pude hacer, con las esposas puestas, fue agarrar a una de ellas por los pelos.
Me arrastraron para un auto con chapa particular en el que me llevaron a la 4ta Estación de la policía, en Infanta y Manglar. En el camino me apretaron las esposas bien fuerte, hasta lastimarme las muñecas.
En la Estación de policía los oficiales me arrastraron hasta un calabozo. A partir de ese momento en el calabozo sentí un fuerte dolor de cabeza y pérdida de la visión, pero no pedí asistencia médica.
Poco después de las 8 de la noche me sacaron del calabozo para conducirme a algún lugar. Cuando llevaba caminando cerca de veinte metros perdí el conocimiento y fui conducida al hospital “Miguel Enríquez”. Allí me hicieron chequeos. El médico determinó que tenía 5, 2 de glicemia, y la presión arterial en 100 con 60 y un principio de derrame cerebral emotivo.
Los policías querían sacarme del hospital, pero la doctora les informó que en las condiciones que me encontraba ella no podía darme el alta. A las 3 de la madrugada, cuando ya me había recuperado algo, los oficiales le dijeron a la doctora que me conducirían para mi vivienda, pero cuando monté en el patrullero me llevaron a la Estación de policía de Aguilera, situada en la barriada del Lawton, done me metieron en un calabozo pestilente, lleno de excrementos, sin atención medica.
En la tarde del día 20 se aparecieron más de una treintena de oficiales del departamento 21 de la Seguridad del Estado, acompañados por médicos, para que yo fuera atendida por ellos. Ya me encontraba en muy mal estado de salud por los días que llevaba sin ingerir agua ni alimentos.
A las 11 y 30 de la noche del mismo día 20 vinieron a verme varios oficiales de la Seguridad del Estado con una doctora. Volví a perder el conocimiento. Cuando lo recobré, me encontraba en un auto negro con cristales negro, que me condujo al hospital “Miguel Enrique”. Me realizaron otra prueba de glicemia y estaba en 4,2. De allí fui conducida para el centro de procesamiento penal, el Vivac.
Me condujeron para el puesto médico, donde me pusieron en una celda sola, con varios médicos y enfermeras. Estaba presente el Coronel, jefe de la prisión y varios oficiales. Cada una hora me medían la presión arterial y la glicemia, porque bajaban con rapidez. Llegué a tener 3,9 de glicemia y 100 con 40 de presión arterial.
Fui puesta en libertad a las 2:00 de la tarde con un expediente abierto por desacato con resistencia.
Agradezco a mis hermanos y hermanas opositores que durante mi secuestro, estuvieron todo el tiempo en las unidades policiales donde me encontraba. Diez de estos hermanos fueron detenidos en la noche del 20, mientras protestaban frente a la Estación de policía de Aguilera y conducidos para distintas Estaciones de policía.
Los detenidos fueron Belkis Felicia Jordán, Rebeca Rojas Ullán, Florentina Machado, Michel Iroy Rodríguez, Pedro López Cuní, Fernando Jesús Vergara, Roberto Ubieta, José Ángel Luque, Emilio Jerez Oliver, Yoel Lázaro Carbonell, David Águila Montero, Ruben Picrin Perón, José Ignacio Martínez y Smith Castillo Pérez.
También agradezco al Líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez Santa Cruz, quien envió un mensaje de alerta a las ONGs, a Amnistia Internacional, gobiernos democráticos y a la opinión pública internacional, para denunciar mi detención arbitraria, y además se personó en la Estación de policía de Aguilera, donde me encontraba detenida.
No faltan en mi reconocimiento Guillermo Fariñas y todos los periodistas independientes que estuvieron al tanto de mi situación. No menciono nombres para evitar que se me olvide alguno.
Falta mencionar todos los reclusos de las prisiones de Cuba que me informan sobre lo que acontece en las cárceles, y que protestaron por mi detención.
Reitero mi intención de seguir en la lucha por la defensa de los Derechos Humanos en Cuba. Nunca seré doblegada por la dictadura castrista.
El 18 de octubre salí de mi domicilio en el municipio San Miguel del Padrón para dirigirme al Té literario que celebran las Damas de Blanco todos los meses en la vivienda en Centro Habana de su recientemente fallecida líder Laura Pollán.
Fui interceptada junto a mi esposo, el opositor Michel Iroy Rodríguez, presidente del movimiento Impacto Juvenil Republicano, por supuestos agentes de la Seguridad del Estado que no se identificaron.
A las 11y 30 de la mañana de ese día, caminaba yo por la calle Neptuno, a 200 metros de la sede de las Damas de Blanco, cuando 8 hombres y dos mujeres, supuestamente agentes de la Seguridad del Estado, todos con más aspecto de delincuentes que de policías y sin identificarse, se pararon frente a mí y mi esposo, empujándonos, y diciéndonos que no podíamos seguir caminando y dirigirnos a donde nosotros íbamos. Les pregunté que quiénes eran ellos para impedirnos llegar. Me dijeron que no tenían que darnos ninguna explicación e inmediatamente comenzaron a agredirnos. A mi me empujaron contra una pared cuatro oficiales e inmediatamente los otros le viraron el brazo a mi esposo y lo esposaron.
Cuando estaba contra la pared, los oficiales me esposaron y me empezaron a dar golpes. Les dije a las mujeres que por qué me golpeaban estando esposada, que me soltaran para fajarnos. Lo único que pude hacer, con las esposas puestas, fue agarrar a una de ellas por los pelos.
Me arrastraron para un auto con chapa particular en el que me llevaron a la 4ta Estación de la policía, en Infanta y Manglar. En el camino me apretaron las esposas bien fuerte, hasta lastimarme las muñecas.
En la Estación de policía los oficiales me arrastraron hasta un calabozo. A partir de ese momento en el calabozo sentí un fuerte dolor de cabeza y pérdida de la visión, pero no pedí asistencia médica.
Poco después de las 8 de la noche me sacaron del calabozo para conducirme a algún lugar. Cuando llevaba caminando cerca de veinte metros perdí el conocimiento y fui conducida al hospital “Miguel Enríquez”. Allí me hicieron chequeos. El médico determinó que tenía 5, 2 de glicemia, y la presión arterial en 100 con 60 y un principio de derrame cerebral emotivo.
Los policías querían sacarme del hospital, pero la doctora les informó que en las condiciones que me encontraba ella no podía darme el alta. A las 3 de la madrugada, cuando ya me había recuperado algo, los oficiales le dijeron a la doctora que me conducirían para mi vivienda, pero cuando monté en el patrullero me llevaron a la Estación de policía de Aguilera, situada en la barriada del Lawton, done me metieron en un calabozo pestilente, lleno de excrementos, sin atención medica.
En la tarde del día 20 se aparecieron más de una treintena de oficiales del departamento 21 de la Seguridad del Estado, acompañados por médicos, para que yo fuera atendida por ellos. Ya me encontraba en muy mal estado de salud por los días que llevaba sin ingerir agua ni alimentos.
A las 11 y 30 de la noche del mismo día 20 vinieron a verme varios oficiales de la Seguridad del Estado con una doctora. Volví a perder el conocimiento. Cuando lo recobré, me encontraba en un auto negro con cristales negro, que me condujo al hospital “Miguel Enrique”. Me realizaron otra prueba de glicemia y estaba en 4,2. De allí fui conducida para el centro de procesamiento penal, el Vivac.
Me condujeron para el puesto médico, donde me pusieron en una celda sola, con varios médicos y enfermeras. Estaba presente el Coronel, jefe de la prisión y varios oficiales. Cada una hora me medían la presión arterial y la glicemia, porque bajaban con rapidez. Llegué a tener 3,9 de glicemia y 100 con 40 de presión arterial.
Fui puesta en libertad a las 2:00 de la tarde con un expediente abierto por desacato con resistencia.
Agradezco a mis hermanos y hermanas opositores que durante mi secuestro, estuvieron todo el tiempo en las unidades policiales donde me encontraba. Diez de estos hermanos fueron detenidos en la noche del 20, mientras protestaban frente a la Estación de policía de Aguilera y conducidos para distintas Estaciones de policía.
Los detenidos fueron Belkis Felicia Jordán, Rebeca Rojas Ullán, Florentina Machado, Michel Iroy Rodríguez, Pedro López Cuní, Fernando Jesús Vergara, Roberto Ubieta, José Ángel Luque, Emilio Jerez Oliver, Yoel Lázaro Carbonell, David Águila Montero, Ruben Picrin Perón, José Ignacio Martínez y Smith Castillo Pérez.
También agradezco al Líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez Santa Cruz, quien envió un mensaje de alerta a las ONGs, a Amnistia Internacional, gobiernos democráticos y a la opinión pública internacional, para denunciar mi detención arbitraria, y además se personó en la Estación de policía de Aguilera, donde me encontraba detenida.
No faltan en mi reconocimiento Guillermo Fariñas y todos los periodistas independientes que estuvieron al tanto de mi situación. No menciono nombres para evitar que se me olvide alguno.
Falta mencionar todos los reclusos de las prisiones de Cuba que me informan sobre lo que acontece en las cárceles, y que protestaron por mi detención.
Reitero mi intención de seguir en la lucha por la defensa de los Derechos Humanos en Cuba. Nunca seré doblegada por la dictadura castrista.
3 comentarios:
tremendo "disclaimer" de verdad que es simpatico, muy simpatico
Oígame...Disclaimer why... Doubts that this history is a lie? Aunque creo un poco larga la descarga de ella, y muy marcado el reconocimiento a la intervención de Elizardo Sánchez(?). Pero por otro lado sabemos que un crimen así puede ser muy común por allá.
Dania Virgen una de las mujeres mas valientes dentro de la oposicion al la tirania castrista.
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