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"ARTE SOY ENTRE LAS ARTES. Y EN LOS MONTES, MONTE SOY"
JOSE MARTI.

martes, 8 de noviembre de 2011

RUFINO ALVAREZ.

TOMADO DE LA PAGINA DEL ESCRITOR RAFAEL CERRATO Y SUS GOTAS DE PRIMAVERA...

RUFINO ÁLVAREZ
http://www.gotasdeprimavera.com/2011/11/rufino-alvarez.html
Hoy , tras el debate de ayer, lo normal sería que hablará de política y diera mi opinión sobre el mismo.

Que conste que me estoy conteniendo. Pero como ya he dejado dicho en varias de estas entradas en mi blog, de momento mi idea es hablar de la actualidad política de España, lo menos posible.
Pero hace unos días, supe que en Madrid se ha montado una maqueta que es fiel reflejo de lo que son la cárceles cubanas.

Como saben mis lectores, guardo en mis archivos numerosos testimonios sobre hombres que sufrieron esa horrible pesadilla.

Uno de estos hombres, al que aprecio bastante es Rufino Álvarez, al que sus íntimos conocen como “Fino”.

Fino es un hombre que vive en Miami, de puro milagro. Se batió a tiros cuando lo fueron a capturar y lo hirieron gravemente. Preso ejemplar, siempre padeciendo de las heridas que le hicieron. Con Rufino no hay arreglo, es un tremendo luchador. Su historia parece casi increíble:
Era empleado de la compañía cubana de electricidad y como muchos, apenas darse cuenta de la trampa que les había tendido Fidel Castro se desengañó y empezó a conspirar, hasta que una bala le perforó el pulmón, justo encima del corazón. Lo tuvieron que llevar a un hospital, donde lo abandonaron sobre una camilla, diciéndole que hasta que no hablara y delatara a sus compañeros, no le darían asistencia médica. Estuvo siete días entre la vida y la muerte, sobreviviendo a base de transfusiones de sangre y de plasma.

Llevaba una foto de su hija, que tenía cuando aquello unos meses de nacida y que los guardas le quitaron. Al ser informada una hermana suya, fue a visitarle y pidió a los guardias que le entregaran aquella foto. Pero estos se la negaron, ya que la usaban para mostrarla al moribundo toda ensangrentada, mientras le decían: –Habla, habla, te daremos la foto cuando hables–.
Le preguntaban por dos personas; uno era mecánico y otro cura; el padre Segundo Bajeras, muy amigo suyo y que fue posteriormente el que le ayudó (se exilió de Cuba con la brigada 2506). Todos pensaban que se moriría, por ello tenía las 24 horas del día a un familiar pegado a su cama, que era vigilado por un policía armado con un rifle.

Cuando creyeron que estaba algo mejor, dieron la orden de que fuera trasladado. El director se negó a darle el alta, pero al final lo obligaron. Herido de gravedad lo internaron en La Cabaña, por decisión directa de Efigenio Ameijeiras, que era por entonces el jefe de la policía.

Al llegar a la Cabaña estaba supurando por todos lados, tenía tres drenajes y estaba sangrando por todos ellos. Como nadie pensaba que sobreviviera lo metieron en la galera de los condenados a muerte.
Ante aquella injusticia, los numerosos presos políticos se amotinaron, logrando que lo viera un médico, quien dijo si no lo sacaban de allí, moriría sin remedio.
Lo sacaron y lo llevaron al hospital militar, a un módulo, mitad para los militares enfermos y mitad para los presos políticos. Allí también estuvo Rafael del Pino. Apenas pudo recuperarse un poco, Fino se fugó.

Pero como no era un hombre que se diese fácilmente por vencido, cuando logró restablecerse, siguió su lucha contra Castro. A los seis meses volvió a caer preso. Una vez juzgado, fue condenado a quince años de trabajos forzados y otros quince de libertad vigilada.

Tras otra corta estancia en la Cabaña, fue trasladado a Isla de Pinos. Cuando llegó el llamado plan Camilo Cienfuegos, el plan más criminal diseñado para acabar con un ser humano, estaba en marcha. Lo pusieron a trabajar en uno de los sitios más terribles, la cantera.

Un día cayó desmayado y lo dieron como enfermo transitorio, hasta que pasados unos días lo volvieron a enviar de nuevo a la cantera. Nuevos problemas y lo trasladaron de regreso a la Cabaña. Como allí se produjeron los problemas de la ropa, tenía que dormir en calzoncillos en el suelo, sobre un piso de cemento. Cogió una neumonía y lo trasladaron a la prisión de Taco Taco, en Pinar del Río.
Tras pasar por varias prisiones, logró cumplir sus quince años. Cuando pensaba que iba al fin poder salir a la calle, sin justificación alguna, ni siquiera juicio, lo condenaron a onces meses y veintidós días más. Al fin, el año de 1979 logró salir del infierno.
Pero ahí no terminó su odisea. Al salir obtuvo una visa para poder trasladarse a Venezuela. Al llegar al aeropuerto para tomar un avión de Iberia, le recogieron todos sus documentos, pero a la hora de marcharse le dijeron que sólo estaban autorizados a salir cinco matrimonios y que Venezuela había cancelado todas las salidas.

De pronto se quedó sin documentación y sin poder salir de la isla, con el riesgo de al no estar documentado, poder volver a ser apresado. De hecho, la Seguridad del Estado fue a buscarlo a su casa, pero dio la casualidad de que se había ido a vivir con una hermana.

Por suerte tenía ciudadanía española ya que su padre era español. Había nacido en Cibanal, un pueblito de la provincia de Zamora.

Gracias a ser ciudadano español, logró hablar con una amiga que trabajaba en la embajada del Perú, conseguir una visa española y una visa de tránsito a través de México, por un período de treinta días.

Llegó a México sin conocer a nadie, solamente tenía una carta que le dio una amiga suya, también presa política, para «Mantequilla Nápoles».

Tras una larga odisea para poder cruzar la frontera de Estados Unidos, llegó a Dallas donde estuvo una temporada en casa de una hermana suya y por fin llegó a Miami, donde empezó a trabajar y poco después montó su propio negocio en el que prosperó, siendo hoy día un hombre modelo y un luchador infatigable por la causa de los presos políticos y otras víctimas del comunismo internacional. Su prestigio en este campo, es reconocido por las más altas instituciones dedicadas a los Derechos Humanos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Roxana Valdivia dijo...

Cubanos como este le hacen falta a la libertad de Cuba, dos mil docenas por cuadra.
NO se lo que puso Anonimo que borraste, pero nada que diga puede lastimar el prestigio de hombres como ese.

Iliana Curra dijo...

No, lo borré por intentar ofender y no ajustarse al tema.

Anónimo dijo...

ROSANA, yo si lo lei lo que puso el primer anónimo, no te lo voy a decir porque me borarán igual que a él, lo que si te puedo decir es que se refería al tema y no ofendió, sólo dió su opinión y por eso lo borraron.

Iliana Curra dijo...

Si lo borré fue por algo que no debieron poner, este es mi blog y punto.