MI HABANA IMPURA
Por: Iliana Curra
Quisiera idealizarla en mi mente como muchos otros, pero no puedo. La recuerdo siempre sucia. Sus calles, apenas barridas con escobillones maltrechos, mantenían el polvo de días. Más bien, de años.
La Habana radiante y alumbrada de otros tiempos, ya nunca más lo fue. Ni siquiera la recuerdo. Me tocó nacer cuando sus luces se apagaban aceleradamente. Empezaba el desbarajuste de un sistema que todo lo destruye. ¡Hasta los sueños!
Caminar por sus calles, a veces largas, estrechas y malolientes, no era necesariamente mi orgullo nacional. Sus olores desprendidos de viejos latones de basura eran parte de una vida ya cotidiana a fuerza de una suciedad permanente. Edificios desgastados que morían a diario porque nunca recibieron, ni siquiera, unos brochazos de cal para mantenerlos arreglados y limpios. Ellos no entraban en los planes quinquenales de los procedimientos comunistas de una revolución que todavía hace gritar a sus seguidores: “Venceremos”.
Y es que, indudablemente, jamás han vencido. Perdieron desde el mismo momento en que decidieron imponerse por la violencia y mantenerse por la represión. Y La Habana, esa bella ciudad perdida en el tiempo y en la oscuridad de sus apagones planificados, perdió el brillo natural para convertirse en algo más que una sombra.
Vertederos de basuras por cualquier esquina eran parte de la decoración revolucionaria. Carteles con lemas y consignas adornaban cada lugar como para perfeccionar el ornato público de una ciudad donde su gente, agitada e inquieta por buscar el pan diario de cada día, apenas se preocupaba por la fetidez permanente.
Mi Habana, surrealista y sugestiva. Deslucida y ensombrecida, ya no era la Habana que otros vivieron. Son ellos quienes la idealizan y la perpetúan intacta, cual reliquia de un pasado que jamás volverá. Mi Habana no es más que un espectro aparecido en los sueños de quienes aún la quieren tal y como la dejaron. Los que creen que, al regresar, la encontraran incólume y erguida como si el tiempo se hubiera detenido por casi cinco décadas.
Ella estará, sí, tratando de levantarse de sus propias ruinas provocada por una cosa que llamaron revolución nacionalista, pero que no fue más que una autocracia empañada de matices rusos, checos y alemanes llamados democráticos. Envejecida por el sufrimiento y la desesperanza acecha el futuro con desconfianza y temor. No quisiera, tampoco pudiera, comenzar desde el principio, cuando fue secuestrada por barbudos montados en tanques de guerra y crucifijos en sus pechos seguidos de enardecidos pobladores embriagados de un triunfalismo fatal. Una sucesión de esa etapa sería su ineludible muerte. No lo soportaría.
Así está mi Habana. Impura y desesperada. Casi implorando que cambie todo para evitar su expiración. Como si cada minuto que pasa fuera una molécula de oxígeno que derrocha. Agoniza. Se extingue en la penumbra de sus interrupciones eléctricas por desgastes perennes de un sistema que no funciona. Nunca ha funcionado. Su gente, antes alegre y bulliciosa, hoy vive en incertidumbre propia de los que carecen de la ilusión necesaria. Una gran mayoría, arrastrados por el alcoholismo y los desenfrenos típicos de los que viven sin mañana, apenas pueden con sus angustias. Otros se lanzan a las profundas aguas de un mar que no se compadece y se los lleva para siempre. Otros, quizás más convencidos de su responsabilidad, padecen indebidos encierros sufriendo el atropello perenne de su dignidad. Otra parte resiste los embates de la represión en sus calles, donde el terror se impone porque es parte de la cuota no racionada de un régimen que todo lo controla.
Pero ahí sigue mi Habana, tambaleante y destartalada. Enmohecida y triste, como esperando algún día ver la luz más allá de esas sombras que ahora la envuelven. Quizás sabe, que a pesar de todo, habrá un amanecer. Será en ese entonces que ya no existirán más discursos de verde olivo, ni histéricas arengas incitando al linchamiento de quienes se oponen al terrorismo de estado. Ni protección gubernamental al ultraje. Ni sangre derramada en los paredones de fusilamiento.
Será justamente en ese momento que se enaltezca, sus vicios desagüen al mar y surja nuevamente La Habana. Sin piratas, ni corsarios, ni barbudos rebeldes. Sin fiscales ávidos de sangre, ni intervencionistas despiadados y fríos. Sin internacionalismo proletario, ni tropas injerencistas. Sin jineteras, ni extranjeros depravados, sin niños mendigos, ni pioneros comunistas. Sin refugiados políticos, sin exilio. Sin muertes en otras tierras. Esa será mi Habana. La que idealizo más allá de las liviandades actuales. Más allá de todo lo sucio que pueda haber. Más allá de la salida sin regreso.
Quisiera idealizarla en mi mente como muchos otros, pero no puedo. La recuerdo siempre sucia. Sus calles, apenas barridas con escobillones maltrechos, mantenían el polvo de días. Más bien, de años.
La Habana radiante y alumbrada de otros tiempos, ya nunca más lo fue. Ni siquiera la recuerdo. Me tocó nacer cuando sus luces se apagaban aceleradamente. Empezaba el desbarajuste de un sistema que todo lo destruye. ¡Hasta los sueños!
Caminar por sus calles, a veces largas, estrechas y malolientes, no era necesariamente mi orgullo nacional. Sus olores desprendidos de viejos latones de basura eran parte de una vida ya cotidiana a fuerza de una suciedad permanente. Edificios desgastados que morían a diario porque nunca recibieron, ni siquiera, unos brochazos de cal para mantenerlos arreglados y limpios. Ellos no entraban en los planes quinquenales de los procedimientos comunistas de una revolución que todavía hace gritar a sus seguidores: “Venceremos”.
Y es que, indudablemente, jamás han vencido. Perdieron desde el mismo momento en que decidieron imponerse por la violencia y mantenerse por la represión. Y La Habana, esa bella ciudad perdida en el tiempo y en la oscuridad de sus apagones planificados, perdió el brillo natural para convertirse en algo más que una sombra.
Vertederos de basuras por cualquier esquina eran parte de la decoración revolucionaria. Carteles con lemas y consignas adornaban cada lugar como para perfeccionar el ornato público de una ciudad donde su gente, agitada e inquieta por buscar el pan diario de cada día, apenas se preocupaba por la fetidez permanente.
Mi Habana, surrealista y sugestiva. Deslucida y ensombrecida, ya no era la Habana que otros vivieron. Son ellos quienes la idealizan y la perpetúan intacta, cual reliquia de un pasado que jamás volverá. Mi Habana no es más que un espectro aparecido en los sueños de quienes aún la quieren tal y como la dejaron. Los que creen que, al regresar, la encontraran incólume y erguida como si el tiempo se hubiera detenido por casi cinco décadas.
Ella estará, sí, tratando de levantarse de sus propias ruinas provocada por una cosa que llamaron revolución nacionalista, pero que no fue más que una autocracia empañada de matices rusos, checos y alemanes llamados democráticos. Envejecida por el sufrimiento y la desesperanza acecha el futuro con desconfianza y temor. No quisiera, tampoco pudiera, comenzar desde el principio, cuando fue secuestrada por barbudos montados en tanques de guerra y crucifijos en sus pechos seguidos de enardecidos pobladores embriagados de un triunfalismo fatal. Una sucesión de esa etapa sería su ineludible muerte. No lo soportaría.
Así está mi Habana. Impura y desesperada. Casi implorando que cambie todo para evitar su expiración. Como si cada minuto que pasa fuera una molécula de oxígeno que derrocha. Agoniza. Se extingue en la penumbra de sus interrupciones eléctricas por desgastes perennes de un sistema que no funciona. Nunca ha funcionado. Su gente, antes alegre y bulliciosa, hoy vive en incertidumbre propia de los que carecen de la ilusión necesaria. Una gran mayoría, arrastrados por el alcoholismo y los desenfrenos típicos de los que viven sin mañana, apenas pueden con sus angustias. Otros se lanzan a las profundas aguas de un mar que no se compadece y se los lleva para siempre. Otros, quizás más convencidos de su responsabilidad, padecen indebidos encierros sufriendo el atropello perenne de su dignidad. Otra parte resiste los embates de la represión en sus calles, donde el terror se impone porque es parte de la cuota no racionada de un régimen que todo lo controla.
Pero ahí sigue mi Habana, tambaleante y destartalada. Enmohecida y triste, como esperando algún día ver la luz más allá de esas sombras que ahora la envuelven. Quizás sabe, que a pesar de todo, habrá un amanecer. Será en ese entonces que ya no existirán más discursos de verde olivo, ni histéricas arengas incitando al linchamiento de quienes se oponen al terrorismo de estado. Ni protección gubernamental al ultraje. Ni sangre derramada en los paredones de fusilamiento.
Será justamente en ese momento que se enaltezca, sus vicios desagüen al mar y surja nuevamente La Habana. Sin piratas, ni corsarios, ni barbudos rebeldes. Sin fiscales ávidos de sangre, ni intervencionistas despiadados y fríos. Sin internacionalismo proletario, ni tropas injerencistas. Sin jineteras, ni extranjeros depravados, sin niños mendigos, ni pioneros comunistas. Sin refugiados políticos, sin exilio. Sin muertes en otras tierras. Esa será mi Habana. La que idealizo más allá de las liviandades actuales. Más allá de todo lo sucio que pueda haber. Más allá de la salida sin regreso.
26 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=Xzw5o2f9rd8&feature=player_embedded
Curra este es el documental, está bueno,esclarece unas cuantas cosas, ahora leo y comento tu escrito, saludos.
la habana que yo conosco hoy en cuba parece un ciudad de africa
que manera de a ver negro
Se te olvidó añadir que gran parte, la mayoría, de la población de ese país fue partícipe de esa destrucción, y concuerdo con Ud. en que sus deseos de futuro de esa envilecida nación son ilusos.
Y quién ha dicho que son ilusos?
Iluso es pensar que un mal sea eterno . los cambios siempre llegan, ¿ el medio Oriente ? . My fiend ! Ranulfo Ramirez
Ranulfo tremndo cambio en el medio oriente, mira lo que hay ahora, un caos que no lo para ni masantin el torero.
Curra , ya viste el documental?
www.youtube.com/watch?v=Dl3REvj2xf4
Lo estuve mirando un rato, pero no lo terminé, es largo, pero luego lo termino. Muy interesante, pues siempre se ha denunciado al nazismo como quienes hacian esos experimentos, pero resulta que los soviets eran peores, lo que le faltó fue inteligencia y la denuncia mundial. Gracias.
No aprietes, no eran peores, de hecho sin esos experimentos(que se hacen en todos los países, no sólo en la alemania nazi y en la unión soviétic)las ciencias no hubieran llegado al desarrollo actual, y se sigue experimentando...
Ah, no eran peores? A los nazis todavia lo mencionan por esos experimentos, pero claro...a los soviets,no, verdad?
Si, a los soviéticos también los mencionan, sobre todo a los Stalinistas, pero quizá Ud. no se ha preocupado por esas informaciones, ese documental es una muestra, y como ese hay muchos.
Nó eran peores, eran tan o quizá menos malos que los nazis, si le interesa hay mucha información sobre el tema.
Ahora eran menos malos? Y quién te dijo que no he estudiado el daño sovietico-comunista en el mundo? Sabes cuántos millones de rusos mató Stalin? Mucho más que los millones de judios que mató Hitler. Si sabes de historia no tienes ni que preguntar.
Eso es una cosa y los experimentos son otras, además no saques las cosas de contexto, no mató sólo a rusos, entre esos millones mató a ucranianos,armenios,georgeanos,etc.etc., estás floja en historia, no importa, tu blog es de otro tema.
Cuando digo "rusos" es porque asi siempre hemos dicho a los sovieticos que abarcan todas esas republicas.
De acuerdo a lo que lei en un reporte ambos, staling y antes que el lenning asesinaron de una forma u otra un millon de seres humanos cada año que usurparon el poder , la mayoria gente del pueblo, no multymillonarios. Ranulfo .
Habló la eminencia el Dr. ranulfo, tu eres la rana de la portada?jajaja
Como aprendo!!!
Y a ti te queda perfecto el cartel de abajo.
El proceso lininista-stalinista-soviético fue mucho más extenso y criminal que el nazismo. Desde el año 1917 hasta 1989 lo que exterminó la URSS supera varias veces toda la maldad de Alemania durante el proceso de ocupación fasista en Europa y Africa. Pero el mundo una vez más se ha cansado de hablar de los campos de concentraciones de judios durante la 2daG.M. Y ha dejado a un lado la historia de los inmensos campos de trabajo tortuoso de La Siberia, la exterminación de poblaciones enteras realizada por el ejercito bolchevique y la intrigante y asesina labor de la KGB durante las más de 7 décadas de existencia.
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Y al cabeza de mandarria le voy a explicar una vez más: eso que esribí arriba es producto de los inventores del comunismo. ESO ES COMUNISMO. El comunismo es fatal y tramposo. No son capitalistas, entiéndalo y no se confunda más. Son dos ideologías y doS sistemas diferentes. Y en Cuba existe eso...COMUNISMO. Fidel, Raul y toda la oficialidad que tiene el poder, son perros comunistas que nos dejaron sin patria a todos los pensadores libres.
El proceso lininista-stalinista-soviético fue mucho más extenso y criminal que el nazismo. Desde el año 1917 hasta 1989 lo que exterminó la URSS supera varias veces toda la maldad de Alemania durante el proceso de ocupación fasista en Europa y Africa. Pero el mundo una vez más se ha cansado de hablar de los campos de concentraciones de judios durante la 2daG.M. Y ha dejado a un lado la historia de los inmensos campos de trabajo tortuoso de La Siberia, la exterminación de poblaciones enteras realizada por el ejercito bolchevique y la intrigante y asesina labor de la KGB durante las más de 7 décadas de existencia.
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Y al cabeza de mandarria le voy a explicar una vez más: eso que esribí arriba es producto de los inventores del comunismo. ESO ES COMUNISMO. El comunismo es fatal y tramposo. No son capitalistas, entiéndalo y no se confunda más. Son dos ideologías y doS sistemas diferentes. Y en Cuba existe eso...COMUNISMO. Fidel, Raul y toda la oficialidad que tiene el poder, son perros comunistas que nos dejaron sin patria a todos los pensadores libres.
Iliana, disculpa ese error. Repetí el comentario. Bueno, ahí tal vez puedas borrar uno. Un abrazo.
Posos, usted también debería pasar un cursillo de historia, tus opiniones son típicas de lectores de panfletos, un poco más de rigor por favor.
7:27, te faltó firmar: el historiador del pueblo. El que más sabe.
Así mismo Curra, pero dile a tu amigo Posos que me pida disculpas por haberme ofendido diciendo que yo apoyo al socotroco cabraviejas, eso es inadmisible, por muy amigo suyo que sea.
Oígame anónimo 7:27am: No participo en el blog de Iliana para disertar, lo hago para opinar y punto. No creo que usted tenga aptitudes para debatir conmigo ni de historia ni de nada. Váyase con su imbécil calumnia al mismo lugar donde se fue Roberto García Cabrejas, de allí vienen los dos. Ah! Y de nuevo te digo: mi apellido es Pozo. Lo defiendo y lo escribo bien claro en cada entrada. Yo sé que a ti te dá miedo usar nombre y apellidos y esa es la tremenda ventaja que te llevo, pero no omitas mi apellido, escríbelo bien o no lo escribas.
estoy parando en un hotel en buenos aires por trabajo, lei un documental de este tema, muy interesante
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