SOMBRAS NADA MÁS.

Los "raulistas" saltaban de alegría esperando por los cambios del heredero del trono dictatorial. Los "fidelistas" gritaban de satisfacción al ver al viejito senil con un camisón verde olivo, que hasta grande le quedaba. Los desesperanzados creían ver la luz al final del túnel, y hasta algún que otro tonto útil decía: ¡uf, al fin vamos a mejorar!

Y es que este 26 de julio de 2010 ha sido el más patético de todos. Ni el viejito senil fue a la celebración de su día predilecto cuando ordenó atacar un cuartel militar a donde ni siquiera pasó por la puerta, ni su hermanito, ya otro viejo también, ni siquiera abrió su boca para dar un pequeño discurso, y es que no sabemos si se había pasado de copas o de botellas de Wisky americano, pero no habló. Le tocó la candela a otro viejito cagalistroso: a Machado Ventura que nada dijo, porque nada dicen jamás, a no ser que sea para seguirle quitando libertades al pueblo cubano y seguirlos manteniendo reprimidos y con una total escaséz de todo tipo. Este ha sido su 26 de julio, un día que se llenó de sangre, pero que lo convirtió luego en una fiesta nacional, quizás para celebrar la muerte de aquellos que creyeron en él y lo siguieron ciegamente.

Esa es la Cuba de hoy donde alguno se empeñan todavía en decir que Raúl Castro puede hacer cambios. Que sigan esperando, pero que se sienten, no vaya a ser que les salgan escaras.

Aquellos que se llaman disidentes y esperan por Raúl Castro y piden el levantamiento de las restricciones europeas y el levantamiento del embargo, ahí lo tienen. El 26 de julio y las esperanzas del cambio son, sombras nada más.