Por: Iliana Curra
Resulta que se ha formado un tremendo alboroto porque el vejete insepulto de La Habana salió con un camisón verde olivo tres tallas más grande. Los periódicos del mundo con titulares de que el “ex presidente” reapareció, entre otras noticias. ¡Ex presidente! De haber sido Pinochet en vida, hubiera sido el ex dictador.
Pero es que todo lo que se trata de Cuba tiene que ser así. Al régimen le llaman gobierno, a Fidel Castro, ex presidente, a su hermano, el heredero del trono dictatorial le llaman el nuevo presidente, a Machado Ventura, el ex vicepresidente, y así las cosas.
Y es que todo este revoloteo alrededor de un vejete asesino se forma porque todavía no han firmado su acta de defunción y, ya medio muerto, todavía lo sacan al sol, cual títere manejado por hilos para que vean que aún respira. No importa que sea ñato.
El viejito senil está ahí, y es lo importante para el régimen, que se sepa y que se comente que está ahí, parado, sentado o caminando con pasos inseguros y una verborrea incoherente y balbuceante, pero está ahí. El mundo tiene que saber que todavía ordena y manda, aunque él no se haya enterado todavía.
Lo vemos hablando de la guerra nuclear, del asalto terrorista al cuartel Moncada, de sus cinco espías bien condenados en los Estados Unidos, y hasta una promesa de llevarlos para Cuba, donde quizás haya una total complicidad del gobierno actual de Barack Hussein Obama, ¡cuidado con eso!, pero con unos ojos perdidos en el tiempo y el espacio, con muecas típicas de un viejito senil y con las características físicas de un enfermo mental que usa pampers, pero que quiere seguir siendo el rey de la fiesta.
Mientras, millones de cubanos continúan dentro de una cárcel de unos 5,514 kilómetros cuadrados, sin derecho a expresarse, a moverse, a reunirse libremente, a votar por un verdadero presidente, aliarse a un partido político, en fin, a ser libre por condición humana. Pero el mundo, una gran parte del mundo sigue indiferente a la realidad de una Cuba sometida por la bota de un engendro viejo y decrépito que todavía intenta engañar a los tontos útiles que lo siguen, y a aquellos que aún se resisten a entender que anda por otros caminos perdido en la niebla de un pasado del que ya no puede regresar porque la chochera no se lo permite.
Y ya que no acaba de morirse, por lo pronto me alegro verlo en esas condiciones, con sus tenis deportivos, su pantalón civil y una chaqueta verde olivo que le queda grande, pero sin siquiera un mínimo de raciocinio para decir que se la quiten, porque en su alma de dictador, aún sigue creyendo ser el hombre que un día tomó el poder por la fuerza y todavía lo mantiene por la represión.
Nada, que Fidel Castro y los huevos del perro son... la misma mierda.
Resulta que se ha formado un tremendo alboroto porque el vejete insepulto de La Habana salió con un camisón verde olivo tres tallas más grande. Los periódicos del mundo con titulares de que el “ex presidente” reapareció, entre otras noticias. ¡Ex presidente! De haber sido Pinochet en vida, hubiera sido el ex dictador.
Pero es que todo lo que se trata de Cuba tiene que ser así. Al régimen le llaman gobierno, a Fidel Castro, ex presidente, a su hermano, el heredero del trono dictatorial le llaman el nuevo presidente, a Machado Ventura, el ex vicepresidente, y así las cosas.
Y es que todo este revoloteo alrededor de un vejete asesino se forma porque todavía no han firmado su acta de defunción y, ya medio muerto, todavía lo sacan al sol, cual títere manejado por hilos para que vean que aún respira. No importa que sea ñato.
El viejito senil está ahí, y es lo importante para el régimen, que se sepa y que se comente que está ahí, parado, sentado o caminando con pasos inseguros y una verborrea incoherente y balbuceante, pero está ahí. El mundo tiene que saber que todavía ordena y manda, aunque él no se haya enterado todavía.
Lo vemos hablando de la guerra nuclear, del asalto terrorista al cuartel Moncada, de sus cinco espías bien condenados en los Estados Unidos, y hasta una promesa de llevarlos para Cuba, donde quizás haya una total complicidad del gobierno actual de Barack Hussein Obama, ¡cuidado con eso!, pero con unos ojos perdidos en el tiempo y el espacio, con muecas típicas de un viejito senil y con las características físicas de un enfermo mental que usa pampers, pero que quiere seguir siendo el rey de la fiesta.
Mientras, millones de cubanos continúan dentro de una cárcel de unos 5,514 kilómetros cuadrados, sin derecho a expresarse, a moverse, a reunirse libremente, a votar por un verdadero presidente, aliarse a un partido político, en fin, a ser libre por condición humana. Pero el mundo, una gran parte del mundo sigue indiferente a la realidad de una Cuba sometida por la bota de un engendro viejo y decrépito que todavía intenta engañar a los tontos útiles que lo siguen, y a aquellos que aún se resisten a entender que anda por otros caminos perdido en la niebla de un pasado del que ya no puede regresar porque la chochera no se lo permite.
Y ya que no acaba de morirse, por lo pronto me alegro verlo en esas condiciones, con sus tenis deportivos, su pantalón civil y una chaqueta verde olivo que le queda grande, pero sin siquiera un mínimo de raciocinio para decir que se la quiten, porque en su alma de dictador, aún sigue creyendo ser el hombre que un día tomó el poder por la fuerza y todavía lo mantiene por la represión.
Nada, que Fidel Castro y los huevos del perro son... la misma mierda.
7 comentarios:
Mas de lo mismo y de la misma "merda"
Así es, en francés se lee más bonito...ja ja ja.
--Hablando de mierda: La enfermedad del fifo era Coprocefalia, no cancer.
Sra. Curra, mire que Ud. escribe mal.
Entonces, tonto inútil, no me leas. O más bien, gracias por leerme.
Y tu madre quedará feliz de que no entres más a ofender a las mujeres, so comemierda. Ella sí era lesbiana y te tuvo a tí haciendo eso mismo con tu padre, por eso el engendro. Y en Pistolita, ya sabes cómo pienso...
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