MANOLO POZO ENTREVISTA A ARTURO SUÁREZ RAMOS (II PARTE).

ENTREVISTA: Arturo Suárez Ramos y su Causa

( Parte 2)
Por: Manolo Pozo

Arturo Suárez Ramos (Arturito) fue víctima del peor ensañamiento demostrado por el gobierno de Fidel Castro y sus órganos represivos. El joven que llegó a prisión directamente a esperar la muerte, revirtió todas las torturas psicosomaticas de sus carceleros en un insistente sentido de lucha dentro del rigor del presidio político. En el año 1992 la policía política determinó eliminar la última parte del presidio politico cubano concentrado en el Combinado del Este. En el ala norte del cuarto piso del edificio 2 de esa prisión se agrupaba la generación del presidio de aquellos años, entre ellos lo que se conoce como el Nuevo Presidio Político Plantado. Una consecuente extensión del Presidio Histórico al que siempre dedicamos nuestras posiciones.

He repasado con Arturito las vivencias de aquellos años y trato de conocer cómo fue su prisión después de los destierros y excarcelaciónes de casi todos sus hermanos de cárcel...

MANOLO POZO (M): Arturito, hubo un destierro de presos políticos en el 1992, ¿recuerdas? Sé que estabas en la lista de los posibles desterrados ¿Cómo te sentiste después de que la gran mayoría de los que te acompañaban en la prisión fuimos excarcelados?

ARTURITO (A): En 1992 comienzan los destierros de los presos políticos hacia Galicia, España. Y a culpa de toda mi actividad política y denunciante se acelera la represión brutal contra mi persona. Sin dudas una represión calculada y por mí esperada. Siempre acusé a la alta jerarquía del régimen de aquel prolongado castigo de mis carceleros y autoridades penitenciarias quienes por ordenes directas del Ministro del Interior, Abelardo Colomé Ibarra proceden a incomunicarme y aislarme totalmente del resto de los presos políticos que quedaron en Cuba. Después que ustedes salieron al destierro me trasladaron para las celdas de castigo de Boniatico, en la prisión santiaguera de Boniato, a más de 1000 kilómetros del hogar de mi familia. Allí estuve en un confinamiento infrahumano, en condiciones paupérrimas y de mayor severidad. Sin alumbrado eléctrico, con insalubridad extrema y maltratos físicos.

Desde el rigor de esos calabozos redacto un informe de las principales violaciones de los derechos humanos en esa prisión oriental del país y de alguna forma lo hago llegar a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en su plenario de 1993. Eso provocó la esperada y conocida respuesta de los esbirros castristas, quienes activaron un fuerte control aún más represivo. Entre otras cosas ordenaron que se me prohibiera tener papel, lápiz y cualquier cosa que me facilitara la escritura.

M - Todos sabíamos que iba a haber un ensañamiento contigo después de la disolución del Presidio. Si mal no me acuerdo fuiste el único que te quedaste en prisión de los de aquella posición del cuarto piso. ¿En cuántas prisiones estuviste desde entonces. Háblame de lo qué pasó en estos años?

A - En iguales medidas fui trasladado hacia el tormento de La Polaca, en la prisión de Agüica, en la provincia de Matanza, que alterné con las celdas del Combinado del Sur de esa provincia. Vale denunciar que el 15 de julio de 1993, día de mi llegada a la prisión de Agüica, fui recibido con una golpiza de manos del entonces jefe de Orden Interior, sub teniente Juan Santana León y un grupo de 8 carceleros que con fuerza brutal me desnudaron para requisarme. Me sometieron a empujones y puñetazos en menoscabo escandaloso de mi dignidad. La humillación no paró hasta que con el aumento de la fuerza me obligaron a realizar tres cuclillas, rodeado por el pelotón de carceleros.

El 18 de agosto, en la otra prisión de Matanza, fui brutalmente golpeado por el teniente Manuel Elizarde, quien inutilmente buscó que asumiera una posición militar de parada firme ante su presencia, pretendiendo pleitesía para su carrera sanguinaria. Obligándome a la vez que caminara por los pasillos de la prisión con las manos en la espalda. En esa oportunidad recibí una salvaje pateadura que provocó lesiones irreversibles en ambos meniscos que posteriormente hubo que intervenir quirurgicamente.

Regresé al Combinado del Este de la capital en el 1995, pero antes pasé por las celdas de castigo de las prisiones de Guanajay y Toledo.

M - Arturo, ¿qué sientes hoy? ¿Cómo procesas en tu destierro esos perversos años de prisión? Y cuál es la razón de todo lo que hiciste y haces?

A - Manolo, cumplí 23 años 7 meses y once días de prisión política. Estimo que he sido consecuente y humilde. Sereno y digno durante cada minuto de mi prisión. Creo en la sociedad justa. La que quiero para mi país. Haré lo que pueda por un futuro sin odio, sin lugar para la violencia, algo que ha incentivado el actual régimen para atemorizar y frenar el crecimiento de los valores humanos y pacíficos de la nación. Más de la mitad de mi vida dejé en la cárcel. Y eso me proyectó contestatario y defensor inclaudicable de los derechos humanos de los hombres. Eso aprendí y eso haré el resto de mi vida por los más de 23 años de útil cautiverio. Sí, viví una prisión horrorosa, Pero no heredo violencia de mi prisión, todo lo contrario.

M - Te encontraste en la prisión con los presos de la Primavera Negra. ¿Hay puntos coincidentes entre ustedes? Ahora están en el destierro de España ¿Se establece alguna diferencia por allá entre la causa de ellos y la tuya? Explica ese punto.

A - Veré cómo te explico ésto. Mira, la incorporación de una generación de DISIDENTES a las prisiones en estos últimos años trajo por consecuencia la incisión que los aparatos represivos y del Estado se proponían, enfrentándolos al resto de los presos políticos no disidentes. La inclusión de estos presos marcó una nueva etapa de la historia del presidio político. Ahora y por el estatus que les dio Amnistía Internacional a los nuevos presos les hizo sentirse y conducirse con una mentalidad distinta a las tradicionales del Presidio Político Cubano. Se origina ahí la generación de Prisioneros de Conciencia del siglo XXI. Y aunque no lo creas se sintió una discriminación y cierta exclusión hacia los que no eramos prisioneros de conciencia. Poco a poco los que veníamos cumpliendo excesivas condenas políticas nos sentimos anulados. Sin temor a la verdad, te digo que apareció una especie de desamparo, exclusión y discriminación. Me refiero, por citar ejemplos, al tipo de calidad de las visitas familiares y al trato de la prensa extranjera y los organismos internacionales entre otros puntos. Tú sabes a qué me refiero. Mira Pozo, toda esta maraña de los 75 y hacerles ver y aparecer como la cara del presidio político acabó con aquel Presidio que tu conociste. Como te dije el otro día: preso político y presidio político no es lo mismo.

...Continuará