La opositora Sonia Garro: 'Estamos desbordados por el estrés de la represión'
Fue la gota que colmó el vaso. Y decidió hacer lo que hizo y continúa haciendo: protestar por cuenta propia. Dice que de no cesar la violenta represión hacia ellos y hacia la disidencia en la isla, se encadenará a un árbol en una avenida céntrica de Marianao. Muñoz González sale a la calle con las cadenas que se ha puesto, no con el machete, que sólo esgrime cuando se encuentra solo en la azotea.
Sonia no sólo ha sido golpeada y detenida en varias ocasiones, también ha tenido que soportar el trato despectivo y vejatorio por su condición de negra. En este último arresto le dijeron: "Negra, te vamos a mandar directo para Manto Negro (cárcel de mujeres) porque ya tu nos tienes cansados". A Sonia, como a todos los opositores negros o mulatos, los agentes de la Seguridad del Estado siempre les restriegan en la cara que "parece mentira, que seas negro y seas contrarrevolucionarios".
Iván García La Habana
Tomado de EL MUNDO.es
Desde un teléfono público y a pesar de estar vigilada por dos policías de civil, la mujer por la cual un hombre decidió subirse a la azotea de su casa y gritar consignas antigubernamentales, como en este video se puede ver, Sonia Garro Alfonso dijo a El Mundo que tanto ella como su esposo, Ramón Alejandro Muñoz González, se sienten desbordados "por el stress de la constante represión" que sobre ellos desde hace tiempo mantiene el régimen cubano.
Ella desconocía que hubieran hecho un video y colgado en YouTube. El detonante para que Muñoz González decidiera protestar de esa manera, fue la desesperación al conocer que el 9 de mayo, su esposa Sonia y tres mujeres más (Niurka Luque, Niola Camila Araújo y Leydis Coca), todas damas de apoyo a las Damas de Blanco, a la altura de la Avenida 51 y Calle 100, Marianano, fueron violentamente reprimidas y golpeadas por medio centenar de personas perteneciente a 'brigadas de respuesta rápida', como en Cuba llaman a las fuerzas paramilitares utilizadas para reprimir a los opositores.
¿Su delito? Haber salido por las calles con una sábana blanca donde con letras negras habían escrito "Cese la represión policial" y "Condenen a los asesinos de Juan Wilfredo Soto García", el disidente que a consecuencia de una golpiza falleció en Santa Clara el domingo 8 de mayo.
Sonia con su esposo. I Laritza Diversent
Después de golpearlas, a las cuatro las arrestaron y condujeron a diferentes unidades policiales, según su domicilio. Cuando Muñoz se enteró de lo ocurrido y después de averiguar en la unidad correspondiente, el esposo de Sonia se dirigió a la Sección 21 del Departamento de Seguridad del Estado, donde no le informaron el lugar donde ella se encontraba detenida.
Sonia con su esposo. I Laritza Diversent
Después de golpearlas, a las cuatro las arrestaron y condujeron a diferentes unidades policiales, según su domicilio. Cuando Muñoz se enteró de lo ocurrido y después de averiguar en la unidad correspondiente, el esposo de Sonia se dirigió a la Sección 21 del Departamento de Seguridad del Estado, donde no le informaron el lugar donde ella se encontraba detenida.
Fue la gota que colmó el vaso. Y decidió hacer lo que hizo y continúa haciendo: protestar por cuenta propia. Dice que de no cesar la violenta represión hacia ellos y hacia la disidencia en la isla, se encadenará a un árbol en una avenida céntrica de Marianao. Muñoz González sale a la calle con las cadenas que se ha puesto, no con el machete, que sólo esgrime cuando se encuentra solo en la azotea.
Sonia no sólo ha sido golpeada y detenida en varias ocasiones, también ha tenido que soportar el trato despectivo y vejatorio por su condición de negra. En este último arresto le dijeron: "Negra, te vamos a mandar directo para Manto Negro (cárcel de mujeres) porque ya tu nos tienes cansados". A Sonia, como a todos los opositores negros o mulatos, los agentes de la Seguridad del Estado siempre les restriegan en la cara que "parece mentira, que seas negro y seas contrarrevolucionarios".
Sonia Garro Alfonso lleva años sufriendo por el color de su piel. Fue el primer expediente de su curso y el día que se graduó como Técnica en Laboratorio Clínico por ser tan prieta, funcionarios del ministerio de Salud Pública escogieron a una alumna blanca, para que subiera a recoger el diploma de manos del ministro. Una humillación que jamás podrá olvidar. En 2006, al no desistir de su actividades en favor de los afrodescendientes ni del proyecto cultural independiente que dirige con niños de barrios pobres, fue expulsada de su centro de trabajo.
Tampoco ha sido fácil la vida para su esposo, Ramón Alejandro Muñoz González, mulato y profesor de danzas folclóricas, igualmente separado de su labor por su activismo social. Ése fue el pretexto encontrado por la policía para aplicarle la 'ley de peligrosidad social' y mandarlo un año a la cárcel.
El escenario de la inusual protesta es una casa pintada de azul en la Avenida 47 No. 11638 entre 116 y 118, Marianao. A tiro de piedra de Los Zamora, Los Pocitos y Palo Cagao, tres de los barrios más marginales y conflictivos que hay en La Habana, cuna de jineteras, chulos y delincuentes. Pero también de profesionales y opositores como Sonia Garro y Ramón Muñoz. Aunque hoy estén al borde del ataque de nervios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario